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Conflictos familiares… más habituales de lo que nos gustaría. Hijos que dejan de tener contacto con su padre o madre, familias que se dividen, conflictos entre hermanos adultos. Conflictos que duelen.

¿Cuál puede ser el origen de estos conflictos familiares?

Estarás de acuerdo que un conflicto familiar genera emociones incómodas. Y dolorosas porque te afectan a ti y a la familia.

Desde que naces acumulas emociones que no pudiste o no supiste gestionar. Experiencias tristes, vergonzosas y punzantes. Miedos, enfados, rabia. Quizá envidia, celos, resentimiento, culpa

Esas vivencias que te afectaron en la etapa infantil se grabaron a fuego en la mente subconsciente. Te generaron heridas emocionales.

Las heridas no atendidas afectarán en la etapa adulta y en las relaciones. En ocasiones te parece que has pasado página y resulta que tu mente y tu corazón sigue la emoción que sentiste con dolor.

Algunas de ellas se convierten en sombras y pueden ser el origen de los problemas familiares que derivan en relaciones problemáticas.

Te animo a seguir leyendo si quieres indagar en un posible origen de los problemas familiares. Y a que observes las sensaciones de tu cuerpo si te vienen recuerdos de relaciones problemáticas pasadas o ya cercanas en el tiempo. 

Dime, ¿alguna vez te has desbordado emocionalmente de forma exagerada para lo que era la situación? ¿se ha generado un conflicto por algo sin mucha importancia?

El efecto de la sombra y su relación con los conflictos familiares

Voy a contarte algo de la definición de la sombra y de los tipos de sombras. En ocasiones nos afectan tanto que originan verdaderas desavenencias y relaciones tormentosas. Sin saber muy bien cómo llegamos a ese momento.

La sombra de Jung.

La sombra fue un concepto desarrollado por Carl G. Jung, un médico psiquiatra y psicólogo suizo. En 1945 definió la sombra como aquello que una persona no desea ser. “El aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios”.

Nuestro Yo Consciente nos impide mostrarnos como somos y como nos sentimos.

La sombra es esa parte nuestra que nos desagrada. No queremos reconocer y aceptar como propia. La rechazamos.

Solo que la vida nos la devuelve.

Por eso la proyectamos de forma tan clara en otras personas porque ellas nos hacen de espejo. Y esta proyección mal gestionada puede ser el origen de los conflictos familiares. O agravarlos.

Te propongo tomar el conflicto familiar como un aprendizaje.

conflictos de familia

Comprendo que es doloroso. En ocasiones quizá puedes manejar romper la relación con esa persona. Sin embargo, puede entristecerte cuando ves que como consecuencia de las relaciones problemáticas ello afecta a que otros miembros de la familia sufran. Quizá te vienen a la mente conflictos familiares en navidad. O se han dado conflictos entre hermanos adultos en tu círculo, un dato cada vez más frecuente.

Distinguir entre dos tipos de sombras facilita comprender el concepto de la sombra.

Las sombras blancas.

En la niñez a veces nos enseñan y educan para evitar mostrar ciertas actitudes como celebrar los logros o presumir de algunas cualidades que tenemos. Así que evitamos expresarlas por miedo al rechazo de un grupo, por miedo o vergüenza al ridículo, o a lo que piense y juzgue quien sentimos que nos valida.

Por ejemplo, una persona puede tener en sombra la ternura.

Quizá no te permites mostrar tu lado tierno porque tienes creencias falsas como te percibirán débil y vulnerable. O el éxito si crees y sientes que no te lo mereces.

¿Qué sucede con las cualidades positivas que no has identificado ni aceptado en ti?

Que para poder verlas las proyectas en otras personas. Esto es la sombra también conocida como Ley del espejo.

Por tanto, las cualidades que aprecias y admiras, incluso envidias, en otras personas también están en ti porque de otra forma no las podrías reconocer. El tema es que NO te las permites. Por eso te alteran.

¿Tiene sentido?

Empieza a anotar todas las cualidades que admiras en las personas de tu entorno. ¡Y famosas también!

“Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo”, Buda.

Las sombras negras

Quizás observes que te fastidian ciertas cualidades y comportamientos de personas con quien te relacionas o de personajes públicos. Te molestan y enfadan. Sientes rechazo.

Recibes críticas que te duelen, ofenden y afectan de forma exagerada. 

Por ejemplo, la arrogancia de tu cuñado; la prepotencia de colegas o del jefe o jefa; la irresponsabilidad de tu pareja con las finanzas o de una hermana con respecto a la falta de cuidado hacia el padre o la madre. En ocasiones te quejas. Y te desbordas emocionalmente en otras.

En mi opinión y experiencia esto suele suceder por dos motivos. Vamos con el ejemplo de la irresponsabilidad:

  • Imagina que en tu niñez o adolescencia sentiste que te comportaste de forma irresponsable. Para ti tuvo gran importancia. No te lo has perdonado quizá porque en tu escala de valores (en la de papá y mamá) la responsabilidad ocupa un lugar importante. 
  • O bien porque no te permitirías «jamás» esa forma de comportarte. Tu subconsciente no te da el permiso para ese comportamiento que detestas. Puede que se pongan en juego tus valores.

¿Qué pasa si rechazas tus sombras?

Elegir seguir viviendo con las sombras no reconocidas, no aceptadas e integradas trae consecuencias nefastas.

Te perseguirán.

Imagina… Seguirán afectando en tus relaciones personales, familiares y profesionales. En la toma de decisiones, logro de metas, en tu crecimiento personal y profesional.

Además, rechazar la sombra la hará más grande. ¿Quieres arriesgarte a eso?

conflictos de pareja

Brotará con más fuerza. ¿Adivinas cuándo? Sí, en los momentos menos convenientes para ti.

En las relaciones de pareja, con tu madre, tu padre, tus hijos, en eventos familiares…

También en las reuniones de equipo, con la Dirección, con personas socias, viajes con amistades…

Suele suceder que te desbordas, incluso más de lo «lógico». Habrá situaciones en las que ni te reconozcas y pienses ¡cómo me he puesto, si no era para tanto!

No desesperes, ¡aquí una solución para que vayas dando pasos!

Identificar y reconocer tus sombras es el primer paso para sanarlas. Requiere valentía pues significa caminar hacia la aceptación y la autenticidad.

“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma» 

Carl Gustav Jung 

¿Por dónde empezar a identificar las sombras?

Descubrir, aceptar y sanar las sombras negras no es fácil, porque duele el alma. Reconocer lo que me desagrada y rechazo de mí, pues imagina…

Es también de lo que más ayuda a evolucionar. Y a mejorar las relaciones familiares, sociales y laborales. Además, la autoestima se fortalece.

La aceptación propia ayuda también a sanar las heridas emocionales de infancia.

El premio a este valiente trabajo de integrar tus sombras es la libertad para elegir cómo actuar y reaccionar en cada momento.

Ana Martín Merayo

Sin que tus creencias o sombras lo hagan por ti. Sin darle el poder a la otra persona porque ni su comportamiento ni su presencia te va a alterar, enfadar ni hacer sufrir.

Te recomiendo para empezar a ser consciente de tus sombras que busques libreta y boli, y veas el documental El efecto de la sombra de Debbi Ford.

El trabajo personal con la sombra.

Esa parte propia que reprimimos o rechazamos hemos de aceptarla e integrarla desde la razón y desde el corazón, o no podremos escapar de sus efectos:

conflictos entre hermanos adultos

  • La lucha interna ya que necesitamos consumir energía física, mental y emocional   para no exponerla en público.
  • El desbordamiento emocional porque mientras no la aceptemos y la integremos puede aparecer. Además, lo hará en el momento más inesperado que suele ser el menos conveniente.

Una vez hayas aceptado e integrado la sombra ya no la viviremos como lucha. En ocasiones se manifestará, solo que la comprenderás, la aceptarás y te perdonarás. Ya no te domina.

Es bien probable que tus relaciones problemáticas (antes) dejes de sentirlas como tales.

Si tienes conflictos familiares aprende de ellos y busca tu paz interior. 

Te sugiero este ejercicio que propongo a mis clientes.

  1. Empieza a tomar conciencia con honestidad de todas las actitudes y los comportamientos que admiras y te encanta en otras personas. Piensa en una de tu entorno personal y otra del profesional.
  2. Y también siente las que detestas, rechazas y te duelen. Esas que no te permitirías jamás. 
  3. Además, te propongo que identifiques esas emociones que brotan en ti al recordar a esa persona. O al pensar en ti si te comportaras de esa forma. 
  4. Pregúntate: ¿Sientes que las rechazas? ¿O te rechazas a ti por sentirte triste o con rabia? ¿prepotente, vulnerable o débil? ¿siendo el centro de atención?  Volvemos al cuerpo, ¿en qué parte las sientes más?
  5. Repite el paso 1 y 2 con respecto a ti. Me encantaría que celebraras cada palabra del 1 como si tu termómetro estuviera al 100. Con alegría y orgullo. Y pregúntate:

En mi experiencia después de este autodescubrirte, el camino para sentir paz es llegar a la aceptación propia. Y después al perdón, sin juicio hacia ti. Recuerda, todo empieza por ti.

El camino de aceptación en las relaciones problemáticas

Aceptar significa comprender que vivimos en un mundo dual y todo se compone de dos opuestos complementarios necesarios para mantener el sistema. La bondad no existiría sin la maldad.

aceptacionLos seres humanos tenemos partes que nos agradan menos y por negarlas no dejan de existir.

Aceptarlas es dejar de culparnos o enjuiciarnos por ello.

Implica dejar de luchar contra lo que no podemos cambiar ayudándonos para ello con técnicas que nos permiten llegar al subconsciente, atrapar y transformar.

Aceptar no significa ceder ni retomar la relación. Tomarás tu decisión, solo que desde la tranquilidad mental y la serenidad.

Y aceptarás desde la calma la decisión de la otra parte. En cualquier caso, disfrutando tu presente. Sin juzgarte.

“Hasta que te no hagas consciente de lo que llevas en tu inconsciente, este último dirigirá tu vida y tú le llamarás destino.»

Carl Gustav Jung 

Cualquier conflicto familiar requiere de la cooperación de todas las partes implicadas. También es cierto que no se puede influir en las decisiones de otras personas. Ni nadie en la tuya.

Lo que sí depende de ti es aprender a mejorar tu gestión emocional. Y eso pasa por conocerte, a ti y tus empociones.

Tu capacidad para adaptarte a situaciones incómodas. Sin miedo ni vergüenza. Sin carga emocional. Estando presente con serenidad. Sin culpa. Siguiendo feliz con tu vida.

Los conflictos familiares están presentes en muchas familias y empresas familiares.

Te animo a que dediques un tiempo al día para cuidarte.

Lograr reconocer y liberar esas emociones dolorosas para que no te afecten los conflictos familiares, de pareja o laborales. Tomarás mejores decisiones y descansarás mejor, sin duda.

¿Sientes qué los conflictos familiares con tu padre o tu madre, conflictos con hermanos, pareja… te afectan e impiden vivir en calma?

Te animo a dar un paso más para aprender a gestionar tus emociones. ¿Hablamos?

También puedes realizar el test heridas que propongo con el fin de que logres claridad. Identificarás de forma fácil si tu herida emocional está relacionada con el abandono o el rechazo.

Realiza aquí el test heridas

Si buscas una opción para dejar atrás las heridas de abandono o rechazo, después podrás reservar una sesión de claridad de 15 minutos conmigo.

Ofrezco ese tiempo para determinar si puedo guiarte en tu proceso de desarrollo personal o profesional. Si puedo acompañarte a poner luz en tus temas y heridas de la infancia, tus creencias falsas para que te liberes del peso de no encontrar pareja o ir al origen de tus miedos. Si he de recomendarte a otro tipo de profesional lo haré dado que no soy psicóloga.

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