Las heridas emocionales son experiencias del pasado que dejan una marca en nuestra forma de sentir, pensar y actuar.
El desarrollo personal ha puesto el foco en ellas porque influyen en nuestras relaciones, decisiones y bienestar emocional.
¿Has sentido bloqueos sin razón aparente?
Como si llevaras una mochila invisible llena de piedras que desconoces como han llegado a ti.
Esa carga son tus heridas emocionales de la infancia.
Aunque no las veas, pesan y afectan tu presente.
En mi experiencia, mirarte dentro y la sanación emocional y espiritual es la respuesta.
Sanar es posible.
En este artículo, te explicaré qué son, cómo se originan y qué hacer para superarlas.
¿Qué son las heridas emocionales?
Las heridas emocionales son cicatrices psicológicas provocadas por experiencias dolorosas.
La infancia es una época crítica.
Estas marcas afectan en cómo nos relacionamos, tomamos decisiones y en la autoimagen.
Son como aplicaciones abiertas en segundo plano:
consumen energía sin que lo notes, y condicionan tu vida.
Señales de heridas emocionales activas puede ser:
Observa si has sentido en tu niñez, adolescencia y aún te pasa, si sientes que:
Das y das, y te resulta complicado pedir y recibir.
No encajas o sientes que te rechazan.
Te cuesta confiar en los demás.
Tienes miedo a la soledad.
Nunca eres suficiente.
Esas creencias y miedos pueden ser una señal de que una herida emocional se activa en tu cuerpo y en tu sistema nervioso.
¿De dónde vienen las heridas emocionales?
No necesitas haber vivido un gran trauma para sentir heridas emocionales.
A veces, una simple frase, mirada o gesto repetido en la infancia puede dejar una marca profunda.
Cuando ciertos mensajes se repiten, van conformando creencias limitantes como:
“No soy suficiente.”
“No merezco amor.”
“Si me muestro como soy, me rechazarán.”
Heridas emocionales y como afectan tu vida
El subconsciente refuerza estas ideas, que afectan a tu bienestar emocional y limitan tu crecimiento personal.
Por ejemplo, si en tu infancia te decían frases como:
“No llores, no hagas drama.”
“Eso no es para tanto.”
Aprendiste que ciertas emociones (dolorosas), no eran válidas. En el ejemplo, la tristeza.
Como resultado, hoy te cuesta expresarte o sientes que nadie te comprende.
Si continuo con el ejemplo, en ocasiones en la niñez aprendió que el enfado era una emoción permitida.
Por eso hay personas que, aunque están tristes deciden enfadarse.
Tipos de heridas emocionales
Existen cinco heridas emocionales principales que influyen en nuestro comportamiento:
1. Herida de rechazo

Sensación de no encajar.
Dificultad para recibir amor.
Temor para mostrarse vulnerable.
2. Herida de abandono
Miedo a la soledad.
Dependencia emocional.
Dificultad para soltar relaciones.
3. Herida de humillación
Sensación de no merecer.
Tendencia a ponerse en segundo plano.
Baja autoestima.
4. Herida de traición
Dificultad para confiar.
Necesidad de controlar.
Celos o inseguridad en relaciones.
5. Herida de injusticia
Autoexigencia extrema.
Sentimiento de que te tratan de forma injusta.
Perfeccionismo.
Cada una de estas heridas de la infancia genera patrones inconscientes que se repiten en la vida.
Por ello, es importante poner atención y revisarlas.
Hacerlas conscientes y poder dejarlas en tu pasado.
Así, vivirás el presente que mereces.
¿Cómo afectan las heridas emocionales a tu día a día?
Las heridas emocionales impactan en diferentes áreas de la vida.
En las relaciones personales, tal vez:
Atraigas personas que refuercen tu herida.
Evites la vulnerabilidad por miedo al rechazo.
Tengas relaciones de dependencia o distantes.

Si en ti se activa la herida de abandono, por ejemplo, puedes sentir atracción por personas emocionalmente inaccesibles; poco comprometidas o apenas disponibles.
Y es paradójico: el miedo al abandono te lleva a relacionarte con quienes pueden abandonarte.
Llegan a tu vida no sabes ni cómo. Otra vez, mismo patrón.
En el trabajo puedes sentir:
Inseguridad y desconfianza en tu desempeño.
Dificultad para aceptar críticas constructivas y tus errores.
Necesidad de lograr diplomas y demostrar todo el rato tu valía.
Las heridas emocionales pueden hacer que te exijas demasiado o que sientas que nunca eres suficiente bueno.
Falta de autocuidado.
Dureza en el diálogo interno
Exigencia extrema o perfeccionismo.
Si te identificas con algo de esto, es posible que una herida emocional esté influyendo en cómo te tratas.
¿Se pueden sanar las heridas emocionales?
El primer paso es reconocerlas.
Sanar no significa que nunca más sentirás miedo al rechazo o miedo al abandono, sino que aprenderás a responder en lugar de reaccionar.
El crecimiento personal es clave para profundizar en ti y comprender qué o quién activa estas heridas.
Es esencial ir al origen del tema que te bloquea.
Pasos para comenzar tu sanación:
Observa tus reacciones:
¿En qué situaciones sientes que algo se activa en ti? ¿Ante que personas?
Identifica patrones:
¿Se repiten algunas experiencias en tu vida?
Cuestiona tus creencias:
¿Es real lo que piensas o es la herida hablándote?
Sanar una herida emocional no es un proceso lineal ni inmediato.
Requiere paciencia, autoconocimiento y, en algunos casos, acompañamiento profesional para comprender mejor y sentir mayor seguridad.
¿Qué sigue en tu proceso de sanación?
Si este contenido te ha despertado curiosidad, en el próximo artículo te contaré más sobre las heridas emocionales de la infancia.
Mientras tanto, reflexiona:
Si no tuvieras esta herida, ¿cómo sería tu vida y tus relaciones?
Descubre si tus heridas emocionales están activas.
Si te resulta complicado identificar si tus heridas están afectando tu vida, prueba este test de heridas emocionales.
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Este test te ayudará a comprender si tus bloqueos están relacionados con el abandono, el rechazo, o quizás con la injusticia o la traición.
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Te escucho, siento y analizaré tu situación.
Te daré orientación personalizada.
Si considero que en este momento de tu vida no soy la profesional adecuada, te lo diré.
Si quieres y puedo, te recomendaré a quien puede acompañarte mejor. No soy psicóloga.
Reconocer tu herida de abandono y/o herida de rechazo, es el primer paso para dejar de autosabotearte y construir el presente que mereces.