fbpx Skip to main content

Soledad es aprender a estar con un mismo aunque culturalmente se suele asociar a fracaso, abandono o a no ser valioso. El miedo a la soledad nos paraliza en ocasiones.

La soledad elegida se comprende con dificultad en la sociedad. Probablemente en algún momento de nuestra vida hemos opinado y juzgado a otras personas al pensar “alguna tara tendrá que esta solo o sola”. Sin admitir que así lo eligió y decidió esa persona. Además, ello no significa que quien elige estar en soledad se sienta feliz y conforme. Quizás su miedo a la soledad sea en realidad a establecer lazos con otras personas y sentirse rechazado o mostrarse vulnerable.

¿Sientes miedo a la soledad?

Es interesante reflexionar sobre ese miedo a la soledad, a estar y sentirnos en soledad, a hablarnos y no saber qué contestarnos. En nuestra infancia no nos enseñan a reflexionar y escucharnos. No nos enseñan a conocernos y comprendernos, a contestarnos, y mucho menos aceptarnos. Por otro lado, crecemos sin aprender a conectar con nuestra esencia. Cuando somos personas adultas nos asusta y resulta complicado comprender lo necesario y beneficioso de una soledad adecuadamente gestionada.

Nadie nos educa para sentirnos felices y en calma cuando estamos con nosotros mismos. Y resulta que a estar con una misma le llamamos soledad, un término bastante peyorativo porque culturalmente se suele asociar a fracaso, abandono o a la valía.

Nos educan en la importancia de establecer relaciones con otras personas y pertenecer a grupos. Correcto. Somos seres sociales y todos necesitamos el apoyo de otros seres para compartir alegrías y calmar nuestro sufrimiento. Pura supervivencia. Es una necesidad básica. El problema es que olvidan enseñarnos a relacionarnos con nosotros mismos, en soledad, algo igualmente necesario.

Hace unos días asistí a una interesante tertulia sobre la soledad. Para unos tiene que ver con necesidad de atención y compresión; para otros con compartir tiempo.

Observaba que algunas personas aceptan y manejan su soledad de manera natural, incluso la añoran; otras aprendemos a base de «pataditas» y experiencias. Hay quien combate el vacío de la soledad llenando su agenda y su vida con amistades, parejas, trabajo o actividades para aparentar que no está solo; despierta su miedo a la soledad y prefiere autoengañarse dejando al descubierto su baja autoestima y el apego a determinadas personas y relaciones. Otras personas saben que necesitan sus momentos de soledad y los aprovechan.

La soledad elegida se comprende con dificultad. Probablemente hemos opinado y juzgado al pensar “alguna tara tendrá”, y lo mismo habrán pensado de nosotros. Sin embargo, pudo ser su decisión aunque no se sienta bien por ello; quizás su miedo sea a establecer lazos con otras personas y sentir el rechazo o mostrarse vulnerable.

Crecemos sin aprender a conectar con nuestra esencia. En la infancia no nos enseñan a reflexionar, a escucharnos y contestarnos; a conocernos. Y de adultos nos asusta estar en soledad, no sabemos sentir ni que decirnos. Nos resulta difícil de gestionar, incluso complicado de comprender que es necesario y beneficioso.

¿Por dónde empezar?

Aquí te adelanto los puntos que a mí me sirvieron:

 

Plan de acción para superar el miedo a la soledad

Es importante empezar por abandonar la creencia limitante de que estar en soledad es aterrador. Y también aprender a gestionar nuestras emociones aprovechando esos momentos de soledad para conectar con quienes somos y nuestro para qué en la vida.

El autoconocimiento me ayudó a reconocer ese miedo a la soledad instalado en mi subconsciente. A conectar y disfrutar de mi compañía, aunque otros la llamen soledad, sin olvidar relacionarme con otras personas.

Por mi experiencia, mi propio desarrollo y el acompañamiento a otras personas, es vital experimentar ese sentimiento de soledad. La clave está en el equilibrio, en la aceptación de que necesitamos cultivar nuestra parte social y solitaria. Ambos estados son necesarios para nuestro bienestar y equilibro físico, mental, emocional y espiritual

¿Cómo llegar a hacerte amigo de la soledad?

  1. Reconoce tus emociones. ¿Cómo te sientes?
  2. Reflexión profunda, ¿Qué te da miedo cuando estas solo? Imagina la peor situación.
  3. Acepta ese miedo y esa dificultad para sentir bienestar.
  4. Permítete disfrutar tanto en compañía de otras personas como de ti.
  5. Conecta contigo. Potenciarás tu autoconfianza y tu seguridad, ganando en autoestima y evitando la dependencia emocional.
  6. Encuentra una motivación: ¿Qué ganarías y qué perderías sin ese miedo? ¿Cómo serían tus relaciones con otras personas y contigo misma?
  7. Establece pequeños objetivos concretos y medibles, con un plan de acción que te lleve a realizar una actividad con tu única compañía.

 

Por mi experiencia, desde el momento en que te conectas con tu esencia y descubres quien eres, te sientes en calma contigo mismo y te va a resultar más fácil relacionarte con otros e incluso elegir. Me refiero a elegir conscientemente con quién quieres relacionarte, evitando la necesidad y el apego a personas y relaciones que apuntan a ser tóxicas. Te cuestionas si son necesarias en tu vida y si aportas algo a las suyas, y decides.

¿Y tú, qué piensas de la soledad? ¿Qué herramienta te falta para sentirte en calma estando en soledad?

 

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.



Web financiada por el Programa Kit Digital, dentro de la subvención aprobada para la Digitalización de Empresas.