Libérate de tu sensación de abandono y rechazo.
Libérate de tu sensación de abandono y rechazo.
A veces, el camino parece largo y desalentador. Buscas conectar con quién eres, recuperar tu poder y confianza, atraer relaciones que perduren. Deseas darle un nuevo rumbo a tu vida.
Son tus pensamientos los que frenan tu poder personal. Siempre lo tuviste, solo has de recordar quién eres. Tu esencia.
En realidad funcionamos como pilas. Dentro de cada persona coexiste el polo negativo y el positivo. Cuando conectas con tu confianza y seguridad despiertas en ti tus fortalezas, habilidades y dones. Te muestras natural. Y desde ese lugar más liviano puedes valorarte y ahondar en tus heridas de infancia, reconocer y aceptar desde el amor a ti tus propios miedos. Y diseñar nuevas creencias (certezas) que te faciliten la vida.
Parece sencillo cuando lo cuento. ¿Sabes por qué?
Cuando estoy de viaje y me pierdo pregunto a alguien por mi dirección o consulto mi GPS. Después de mucho explorar he descubierto un mapa y estoy aquí para compartirlo contigo. Los años me han demostrado que se puede sanar conectando con tu espacio seguro, siempre más placentero.
Vale Ana, pero cuéntame más.
También me sentí perdida en momentos de mi historia. Me entregué en cuerpo y alma a una vida que nada o poco tenía que ver conmigo.
Me enamoré hasta olvidarme de mí misma porque pensaba que eso era querer y me daba miedo que me dejara. Quedarme sola. Desperté muchos días para ir a un trabajo que no me completaba. Acepté la pérdida de mi abuelo Cándido a quien me sentía muy unida, y de padre superando mi duelo y valorando su legado.
Revisé mis valores y creencias falsas, y diseñé las certezas que me ayudan. Quiero que sea fácil. Me responsabilicé de mi autoconocimiento. Descubrí las heridas de infancia y que la herida de abandono me había afectado mucho en mi elección de relaciones de amistad y parejas, y en la toma de decisiones.
Tantos años perdidos centrándome en el hacer para recibir más atención y evitar que me deje una pareja, hasta exigirle pruebas de amor. Repitiendo patrones porque ya elegía a quién me iba a abandonar para volver a estar sola. Aún con miedo a la soledad. Sin ocuparme de mí y pendiente de las demás personas. Pensando que eso era querer y sufriendo la dependencia emocional. Recreándome en la queja o la tristeza y el llanto.
Al profundizar en mi niña interior descubrí que la herida del rechazo estaba en mí ya durante la gestación.
No es que sufriera yo un trauma en esa etapa, sí mi madre y mi padre. Mi hermano mayor falleció siendo un bebé de tres meses y en ese mismo mes me engendraron. Imagino ese embarazo de mi madre con sentimientos encontrados. Me protegieron en exceso por las circunstancias. Toda la familia. Me sentía asfisiada. No me sentí importante, “vine a sustituir”. Decidí ser la niña buena para que me valoraran y quisieran, a soñar con huir para protegerme antes de que me abandonaran.
A pesar de los destellos de caos, algo de mi niña pequeña siempre perduró. ¿Quieres saber lo que es?
Mi determinación. Sí. Mi determinación.
Esta foto a día de hoy me sigue haciendo sonreír.
Con dos años y poco decidí llevar flequillo. Mi madre que es muy práctica se imaginó convertida en peluquera arreglando mi pelo… y me dijo que no (ahora la comprendo, como en tantos otros temas).
Así que un día, cogí sus tijeras de costura y ¡zas! me hice yo misma un trasquilón de película.
Y tuvo que sucumbir a mis deseos.
Si miro con detenimiento, esa actitud ha sido el motor de todos mis cambios.
Seguramente puedas encontrar en ti una historia que resuene con la mía.
¿Por qué?
A veces se pierde la confianza en los propios dones. Pero Dumbo (sí, el elefante) ¿vuela porque sujeta una pluma o porque tiene orejas grandes? Lo importante es que VUELA, hasta que se da cuenta de que no necesita la pluma.
A mí también me pasó y me sentí igual que tú: triste, inestable, con miedos y enfados, con dificultad para aceptarme y permitirme ser yo, con sentimiento de culpa, irascible, vulnerable. Con una herida de abandono y de rechazo profundas. Reclamando atención, afecto y pruebas de amor. Abandonando relaciones, formaciones y proyectos. Pasando del llanto a la alegría en un momento. Buscando aprobación y reconocimiento externo y a la vez despreciando mis logros. Procrastinando en exceso por miedo a fracasar. Paralizada por el miedo al éxito. Huyendo y queriendo desaparecer de muchos lugares.
En eso consiste mi misión de alma. En acompañarte en tu camino de transformación desde la comprensión, el respeto y la confidencialidad para que logres tus metas, identifiques y sanes tu herida de abandono que en ocasiones va de la mano de la herida de rechazo. Descubras quién eres y te relaciones desde la confianza y la autenticidad. Sin culpa, sin vergüenza, sin miedo a que te abandonen o te rechacen. Sin atraer situaciones y personas para ser tú quien abandona o rechaza.
A la hora en la que escribo estas líneas puedo decir que he viajado por 41 países.
Tras una ruptura de pareja por quien sentía mucho apego, decidí ser la viajera que siempre había imaginado.
Con mochila o con trolley, siempre he encontrado el modo de viajar. Me he adaptado a cada momento y presupuesto liberándome de cada una de mis excusas.
Vuelo manteniendo los pies en la tierra.
Comprometida con mi crecimiento he desarrollado Programas y talleres para acompañarte a descubrir y a sanar la herida de abandono y la herida de rechazo.
Ser canal para sentir qué información necesita integrar cada persona me diferencia como facilitadora. Y acompañarte desde el placer, la confianza, la valía para abordar desde ese lugar las partes más oscuras.
En mi caja de herramientas destaco las más brillantes. Las considero imprescindibles para detener tu mente y ponerla en absoluta calma. Y conectarla con tu corazón y tu garganta. Para que puedas ser tú y expresar lo que quieres, sientes y necesitas.
Por sus beneficios a corto plazo, la absoluta transformación y el bienestar que han traído a mi vida ¡Y de un modo fácil y rápido!
La meditación y la respiración consciente.
Fabulosas y efectivas. Disponibles 24 horas al día y gratuitas.
Conocí el poder que brinda PSYCH-K® en 2013. Por eso me formé como facilitadora de Psychk. Potente, sencilla y rápida. Además, doy fe de que los cambios se sostienen en el tiempo. La aplico en mis Programas después de guiarte para reconectar con quién eres y tu poder personal, y diseñar aquello que tu subconsciente necesita reparar.
Fue entonces cuando empezaron a decirme
«desde que estás en modo Zen».
¿Te imaginas lo agradable que es cuando tu entorno nota tu transformación? Sobre todo, si no saben por qué.
¡Y llegó a mi vida La Nueva Terapia! Soy Terapeuta Capacitada LNT® y es reconexión pura. Conseguir el equilibrio entre mente, cuerpo y alma es esencial para mi bienestar diario. Además, es sanadora. Me ayuda a vibrar alto, a equilibrar los chacras y estar conectada con mi centro.
También soy facilitadora en Constelaciones Familiares y me apoyo en Inteligencia Emocional, PNL, la meditación, Mindfulness. Sin ser especialista me encanta el eneagrama y la numerología. Porque ampliar el abanico de herramientas me posibilita adaptarme a las personas y elegir el camino fácil y rápido.
Nunca dejaré de aprender y evolucionar.
Progreso en mi desarrollo personal, espiritual y profesional porque soy fiel a mis valores y a mi Misión, y es el modo más íntegro de acompañarte y facilitarte el camino.
¿Quieres conocer algunas anécdotas sobre mí?
— Algo entrañable: viví dos años en Londres. Me apunté a baile de salón y practicaba el inglés con las abuelitas. Hoy hablo inglés, conocí a mis dos mejores amigas y lo de bailar para otra vida.
— Algo insólito: me saqué el carnet de conductora de elefantes en Laos. Absurdo y divertido. Muy de mi eneagrama, el 4:)
—Algo sorprendente: una vez hice una encuesta «Defíneme en tres palabras». Para mi gran sorpresa dos personas del trabajo coincidieron en una: «incorruptible».
—Algo íntimo: me encanta el cine en V.O., las pelis que invitan a la reflexión. El mar, el sol, Málaga y Cádiz. La gastronomía, la mezcla de sabores disfrutando con familiares y amistades de un buen vino de El Bierzo (¡Hogar dulce hogar!).
—Algo que aprender aún: me maravillan las personas que tienen plantas preciosas y muy buena mano para cuidarlas, como mi madre.
— Algo retador: ir a India sola, conocer Tanzania y Kenia en camión y durmiendo en tienda de campaña, dos despidos laborales.
— Algo aceptado: sin sentido de la orientación. Pregunto muchas veces, especialmente a personas con perro que imagino saben mucho de la zona. En India no funciona:)
Reservo mis 15 minutos de regalo (previo test que confirme tus heridas) para clarificar y me cuentes sobre el mapa de mi transformación.