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No confiar en nadie es lo mejor, piensan algunas personas, pero ¿cómo es la calidad de tus relaciones de amistad y de pareja sin ese lazo de confianza?

El origen de este problema puede estar en la herida de la traición que sentimos en nuestra infancia. Nos provocó tal desconfianza que nuestra mente decidió estar alerta el resto de nuestra vida.

Esta herida tiene su origen en el primer año de vida, incluso ya desde la concepción. Además, en esa etapa se empieza a construir la creencia limitante de “no confio en nadie» porque me van a traicionar y el terrible refrán “piensa mal y acertarás”.

No confiar en nadie

El miedo a confiar en otras personas tiene su origen en la herida de traición que sentimos en nuestra infancia. Un miedo que nos conviene aceptar y liberar. 

Evitar establecer y profundizar en nuestras relaciones de amistad y posible pareja por el hecho de no confiar en las personas nos convertirá en seres infelices.

Por eso es tan importante conectar, comprender y sanar las heridas de infancia. Negarnos la posibilidad de relacionarnos con otras personas por sentir miedo a confiar es dejar de vivir.

¿Cuál puede ser el origen de este miedo a no confiar en nadie?

La herida de traición que provoca el miedo a no confiar en nadie tiene su origen en la infancia.

En la primera etapa de vida sentiste traición por parte de mamá o de papá, o de quien te cuidaba. Y ese hecho causó una herida emocional profunda en tu mente subconsciente. Además, la herida de traición suele tener que ver con el progenitor del sexo opuesto a quien la sufrió.

Es recomendable sanar la relación con papá o con mamá. Lo cierto es que el trabajo con mamá y con papá es importante hacerlo se sufra esta herida de traición o no. 

La herida de la traición puede estar en haber vivido en la infancia situaciones de este tipo:

  • Expectativas no cumplidas según la idea de ese papá o esa mamá ideal.
  • No responder de la forma esperada o no cumplir con la promesa que te hizo y no cumplió. Pudo ser algo simple como llevarte al parque a jugar o contarte una historia por la noche.
  • Contaron algo íntimo y personal a otras personas como amistades o vecinos que te avergonzó.
  • Dieron un lugar especial a otra persona y sentimos que ya no les importábamos. Pudo ser una nueva pareja después de un divorcio, la llegada de un bebé o una mascota.

Solemos sentir varias heridas en la infancia. No una en exclusiva

Por ejemplo, yo recuerdo que me sentó fatal cuando nació mi hermano el pequeño, un 5 de septiembre… Yo tenía casi 6 años y ya empezaba el curso escolar. Así que me dejaron a comer unos días en el colegio y se alargó un trimestre porque mi padre y mi madre pensaron que podían ocuparse mejor del bebé. Su intención y decisión fue la mejor solo que yo lo recibí como un rechazo. Minó mi herida de abandono y de herida de rechazo.  Y mi herida de injusticia.

Desde el Ser adulto que somos nos parece quizá exagerado sentir traición por un hecho simple. Hemos de comprender que en la niñez fue importante porque en su momento nos emocionó. Pusimos toda la ilusión y esperanza en ese momento que no llegó. O sentimos vergüenza cuando compartieron la intimidad y un secreto.

La herida de la traicion y su mascara

Desconfiando de todo el mundo.

Las personas adultas que sintieron la herida de traición piensan que no puedes confiar en nadie ni en nada. No se lo permiten.

La mentira es su mayor miedo.

Su subconsciente las llevará a elegir vivir situaciones y relaciones que las lleven a sentir la traición.

Así afianzan sus creencias falsas.

Construir la máscara de alguien con necesidad de control es la protección que elige quien sintió la herida de traición en su infancia. Piensa que teniendo el control sobre otras personas evitará la traición.

¿Cómo se comporta en su vida adulta quien sufrió en su infancia la herida de traición?

  • Se sienten personas ser fuertes y poderosas. Suelen ser muy competitivas y críticas con otras. Además, se crean rápido una opinión sobre ellas.
  • Carácter fuerte y también algo pendular, van muy fácil del amor al odio.
  • Muy exigentes con respecto a las demás personas. Hacen lo que sea necesario para conseguir lo que quieren, por ejemplo, ir de víctima.
  • Detestan la incertidumbre. Se encuentran cómodas en el control que parece que les alivia. En realidad, les termina generando estrés y dependencia. Sienten inseguridad y necesidad de control. Por eso evitan los conflictos o situaciones que no podrán controlar, o relacionarse con personas a quienes no pueden controlar.
  • Patrón mental tengo razón.  Su orgullo les impide ceder y además tienen la última palabra.
  • Aborrecen las promesas incumplidas, las traiciones y las mentiras.
  • Dificultad para confiar en otras personas. Y también para entender que no confíen en ellas.

Las heridas de infancia se pueden trabajar. Poniéndote en manos de un psicólogo si existe un trauma profundo que tratar y necesitas esa ayuda esta es mi primera sugerencia.

¿Cómo sanar la herida de traición y el miedo a no confiar?

Algo que me ha ayudado a sanar mis propias heridas de infancia es:

  • Asumir mi responsabilidad como persona adulta. No anclarme en la niña que fui.
  • Profundizar en mi autoconocimiento. Mucho amor a mí misma. Y la aceptación de mis luces y sombras.
  • Reflexión profunda de las necesidades que no fueron satisfechas durante la infancia. Poner nombre a las emociones dolorosas que se despertaron al conectar con esa etapa de la vida.
  • Comprensión de nuestra historia y la de papá y mamá. Comprender y aceptar. Esto es un trabajo importante y no inmediato. Tomar consciencia de que no supimos ni pudimos gestionarlo de otra manera. Y también del aprendizaje que nos trajo esa experiencia que elegimos para nuestra propia evolución.
  • Permitirnos sentir nuestro dolor y todas las emociones desagradables. Enfado, rabia o tristeza. La culpa es una emoción que en ocasiones cuesta reconocer. Y como persona adulta te has de hacer responsable, sin sentirte culpable. La culpa es del niño y niña herida.

Cuando no la tenemos sanada, la herida de traición nos domina.

Sucede que reaccionamos de una forma desbordada para lo que es la situación. ¿Te ha pasado?

Si está identificada, aceptada y sanada, sentiremos que se activa nuestro recuerdo de la herida de traición en el subconsciente. Nos conecta con el recuerdo de forma inevitable solo que la toma de consciencia nos va a facilitar gestionar adecuadamente nuestras emociones dolorosas. Sin reaccionar. Sin una carga emocional que dinamite la escena.

Sanar la dificultad de no confiar en nadie y la herida de la traición 

heridas emocionales

Para sanar la herida de traición y el miedo a confiar te hago algunas sugerencias para ir dando pasos: 

  • Aprender a gestionar tus emociones en lugar de justificar la necesidad de control con tener un carácter fuerte.
  • Ser paciente y tolerante. Soltar el patrón mental de querer tener razón siempre y aprender a vivir el momento presente.
  • Aprender a disfrutar tus momentos de soledad tanto como el tiempo que estás en compañía. Aceptar tu miedo a la soledad.
  • Ejercitar la humildad. Todas las personas les fallamos a las demás alguna vez. Repasa tu vida y tus comportamientos. En algunas situaciones no estamos a la altura de las circunstancias y de manera inconsciente decepcionamos a quienes amamos. 
  • Reconocer y aceptar tu lado vulnerable, ese que todas las personas tenemos. Sanar el miedo a confiar para lograr establecer relaciones de pareja, de amistad y laborales sanas.

  Aquí tienes otros artículos relacionados con heridas de infancia:

¿Te identificas con el sentimiento de no confiar en nadie y la herida de traición?

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 * Estas técnicas no son tratamientos médicos o psicológicos. Sí pueden complementarlos.

Únete y comenta tú también 4 Comentarios

  • Luis MP dice:

    Bueno, la traición tiene muy mala fama y, generalmente, con razón. Pero en algunos casos puede ser buena, por ejemplo cuando un mafioso «arrepentido» traiciona a otros y los denuncia.

    • Ana Martin Merayo dice:

      Gracias por tu aportación Luis. Ese aspecto de la traición asociado a los valores sin duda es positivo. Yo he tratado la herida de traición desde un punto de vista emocional, como nos afecta cuando alguien nos traiciona. Ese aspecto es el que animo a trabajar para que independientemente de lo que nos ocurra aprendamos a gestionarlo.

      Desde mi experiencia y la de clientes puedo afirmar que hasta que no sanemos nuestras heridas de infancia nos encontraremos en la etapa adulta con situaciones o personas que nos la recuerden.

      (Disculpa, hasta hoy no me he podido entrar a responderte debido a problemas técnicos).

  • Sandra dice:

    Hola, ojalá puedas contactarme y agendarte una cita

    • Ana Martin Merayo dice:

      Hola Sandra,

      Puedes agendar una cita en la web o escribirme al email que aparece en contactos o a hola @ anamartinmerayo.com (sin espacios).

      ¡Hasta pronto!

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