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Somos quiénes determinamos qué resulta o no necesario en nuestras vidas. Yo necesito viajar. Me refiero a viajes que te sacan a patadas de la zona de confort, que suponen una transformación personal y provocan cambios positivos en ti y en tu entorno.

Y regresamos. ¿Qué recuerdos grabó nuestra retina? ¿Y nuestra mente y el corazón? Y lo más importante, si existe una evolución como persona sentimos que una parte nuestra se queda en el destino ¿Somos otras personas?

Comparando los días que viajo y los resultados obtenidos, nada me ha aportado mayor aprendizaje y transformación personal que mis viajes y las personas que han formado parte de ellos. Son estupendos “espejos” y oportunidades para avanzar en mi autoconocimiento. Aprender, aportar y mejorar.

Un viaje acelera los cambios si sabemos escuchar y ponemos reflexión y conciencia.

Amplía nuestra zona de confort y nos transforma si… activamos todos nuestros sentidos; reconocemos nuestros sentimientos y las emociones que vivimos son intensas;  llevamos una mente flexible; nos mostramos auténticos; ponemos acción a las reflexiones.

Japón, un país deliciosamente impactante, un despertar de sensaciones, un querer no perderse escenas. Un país en el que paradójicamente convive la innovación y el conservadurismo más absoluto.

Volver a Japón después de nueve años me ha conectado con lo que me importa, mis principios y valores. He sentido un país más expresivo y emocional, y a los japoneses y las japonesas más expresivos y afables.

Conexión con mis valores

Se respira respeto

Por las normas. Los peatones avanzan ordenadamente por su carril en escaleras y aceras, y ante la ausencia de papeleras cada persona es responsable de su basura, que sí, que se la llevan. Silencio en los medios de transporte, dentro y fuera. Puntos establecidos en las aceras para personas fumadoras. Numerosos baños públicos, limpios y gratuitos.

Por el medioambiente. Asombroso ver el cuidado que ponen profesionales de la jardinería para separar las malas hierbas. Mucho vehículo híbrido y gente en bicicleta, incluso con dos sillitas ocupadas. Se contradicen cuando ves en el supermercado que envuelven un plátano en plástico…

Por las personas más mayores y ya jubiladas. Realizan trabajos sencillos con los que se sienten útiles y siguen haciendo sus cerebros funcionar. Imaginad el beneficio para su salud y su mente, y la disminución de costes sanitarios.

Generosidad

Personas que están ya disfrutando de la jubilación y que usaron el inglés en su trabajo, son guías de forma voluntaria y organizada por turnos. Muestran monumentos y resuelven dudas en las estaciones de tren a turistas. Altruismo puro donde la vanidad no aflora.

Amabilidad y empatía

Personas que se esfuerzan por comunicarse en un idioma que desconocen, con su sonrisa y ayudarte. Seres que en pleno diluvio son capaces de acercarnos en su coche al hotel, acompañarnos a una dirección aunque no fueran en ese sentido o salir de la tienda si te ven despistada con un mapa. Son ejemplos de situaciones vividas.

 

Los viajes para mí son reflexivos. Este viaje en particular lo ha sido y me ha aportado un gran aprendizaje. Cuando elegimos ayudar a otras personas en su camino de desarrollo personal, es imprescindible y responsabilidad nuestra seguir creciendo.

Mis reflexiones después del viaje

Autoconocimiento. En primer lugar, me encanta haber profundizado en mis sombras, lo que me desagrada o admiro de otras personas, que es evidente que está en mí y que he de aceptarlo. Haber observado el condicionamiento mental que en ocasiones reacciona por mí. Fortalecido mi paciencia. Reconsiderado mis responsabilidades y mis mínimos en las relaciones. También he sentido el bienestar que nos aporta el desapego. En muchos templos de Japón está presente la filosofía budista pero en Koya-san reposa y se respira. Caja de herramientas. Habilidades para actuar desde la conciencia y lidiar de forma sana con situaciones que nos provocan estrés, ansiedad, enfado o tristeza… para ser paciente y construir, para mantener relaciones sanas y satisfactorias.

Una herramienta muy necesaria es la inteligencia emocional. Esa capacidad de reconocer, sentir, comprender nuestras emociones; de empatizar con las de quienes nos rodean y escucharles sin juzgar. Favorece conocernos, mejora nuestro carácter y crea relaciones sanas. El origen de un conflicto es una emoción, así es que oportunidades para practicar tenemos… Observo que algunas personas necesitan ayuda para adquirir esta capacidad, puesto que  aprendemos de los demás pero es responsabilidad nuestra solicitarla.

Comunicación. Vital entre las personas. Siento, pienso, veo, comparto, me equivoco, me disculpo, perdono y me perdono, aprendo. Lenguaje positivo y no busques excusas ¡qué me he hecho entender en japonés!

Prioridades. Encabezamos la lista mi Proyecto de vida y yo. Me respeto y elijo las palabras, las emociones y las personas que me permiten enfocarme en mis metas y seguir creciendo. No hay espacio para más.

He clarificado mis objetivos y el Plan de Acción para lograrlos. Lo explicaba meses atrás. Me apoyo en mis valores, me definen, ayudan y motivan cuando surgen dudas y dificultades.

Viajar enriquece nuestro espíritu y nuestra vida.

Soy una versión mejorada. Gracias, Universo, por poner en mi camino a personas y situaciones que me aportan. Además, me llevan a cuestionarme, a identificar mis necesidades no satisfechas, a conocerme mejor y aceptar aquello que es imposible cambiar. A ser consciente de qué y a quien merezco en mi vida.

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